

Desarrollar tu carrera laboral en el extranjero suena emocionante, ¿verdad? Nuevas experiencias, culturas diferentes, oportunidades laborales únicas… Y, seamos sinceros, la posibilidad de presumir en redes sociales con fotos de tu nueva vida en otro país. Pero más allá de la emoción inicial, lanzarse a esta aventura fuera de tu país tiene muchas cosas buenas. Hoy, venimos a hablarte de los beneficios de trabajar en el extranjero que pueden cambiarte la vida.
Lo primero de todo: irnos a trabajar fuera no es irnos de Erasmus, por mucho que nos gustara que así fuera. Se trata de una época de más responsabilidad, de horarios prácticamente innegociables, de una jornada laboral que tendremos que repetir mínimo cinco días a la semana… ¿Será posible salir de fiesta? Por supuesto, pero de otro modo diferente. No será mejor ni peor.
No te pierdas estos beneficios de trabajar en el extranjero
- Te conviertes en un experto en adaptación
Si creías que adaptarte a una nueva oficina era complicado, espera a hacerlo en otro idioma y con costumbres totalmente distintas. Desde aprender que en algunos países el horario laboral no tiene nada que ver con el tuyo hasta descubrir que el café de oficina puede ser un atentado contra el buen gusto. Trabajar en el extranjero te obliga a desarrollar una capacidad de adaptación brutal y eso es un plus en cualquier currículum. - Tu CV sube de nivel automáticamente
Hoy en día, los empleadores buscan gente con experiencia internacional, habilidades interculturales y la capacidad de trabajar en entornos diversos. Y nada dice «soy un fichaje estrella» como haber sobrevivido (y triunfado) en un mercado laboral ajeno. - Adiós a la zona de confort
Para algunos, un miedo irrefrenable. Para otros, uno de los beneficios de trabajar en el extranjero más relevantes. Salir de tu país implica enfrentarte a trámites burocráticos en otro idioma, lidiar con diferencias culturales en el trabajo y, probablemente, aprender a cocinar porque ya no puedes depender de la comida de tus padres. Pero cada reto te hace más fuerte, más independiente y, sobre todo, más ingenioso. - Aprendes o mejoras un idioma
Nada mejor para aprender un idioma que vivirlo a diario. Y no, ver series con subtítulos no es lo mismo. Cuando tu jefe te pida un informe urgente en otro idioma o tengas que negociar el alquiler de tu apartamento con un casero que solo habla en su dialecto, tu dominio del idioma subirá a la velocidad de la luz. - Aumentas tu red de contactos
¿Y qué hay de esas amistades que durarán toda la vida? Trabajar fuera te abre puertas que ni imaginabas. Conoces gente de todo el mundo, amplías tu red profesional y, quién sabe, tal vez tu próximo empleo soñado surja de una conexión internacional. Además, tener amigos en distintos países siempre es una gran ventaja cuando se trata de organizar viajes. - Cambia tu perspectiva del mundo
Cuando vives y trabajas en otro país, te das cuenta de que hay muchas formas de hacer las cosas. Aprendes a ver el mundo con otros ojos, a cuestionar lo que dabas por hecho y a valorar lo que realmente importa.
¡Listo! Así que si alguna vez te has planteado la idea de trabajar en el extranjero, hazlo. No solo por el crecimiento profesional, sino por la experiencia de vida que te llevas. Quién sabe, quizás nunca quieras volver.